2 de febrero de 2012

Última entrada.Ya no más este blog...



Como bien queda expresado, este blog cae en el archivo permanente. Sus entradas serán testigo de mi progreso en el acto de la escritura y como contraste a mis venideros pensamientos. Ojalá un cambio vea al pasar de unos años, cuando regrese a mis letras y descubra, un poco con vergüenza y quizás con felicidad, que mis publicaciones eran inferiores a las que vendrán con la vida.

Saludos.

Jhohann Castellanos, El Santo.

Ahora visita: www.santapalabra.org

2 de septiembre de 2010

Adentro de una gran mujer


Me metí dentro de Camila, descubrí su cuerpo, recorrí su boca, su epiglotis, toqué su corazón, sentí su estómago y conocí sus intestinos. Para algunos sonará aberrante o algo poético eso de meterse dentro de una mujer, pero no lo fue así para mí, yo sólo estuve dentro de ella para conocer cómo era yo, aprender de una manera más didáctica dónde queda cada órgano que cargo y que cargan ellas. Sonará gracioso, pero cuando me enteré de su presencia en Cali, cuando supe que la mujer más grande de Colombia, que no es la Negra, estaba aquí, moví mis piecitos y me fui a verla, quería volver a saber.

A ver lo ubico mejor. Camila es una Mujer de 50 metros de largo x 8 metros de ancho que está diseñada para educar a los visitantes sobre el cuerpo humano, actualmente está ubicada en Unicentro. Ahora bien, en principio mi visita también buscaba respuestas sobre algunas preguntas con raíces históricas ¿qué tanto había cambiado Camila durante los diez años de no visitar la Sultana del Valle, qué tanta tecnología habían implementado para mejorarla y cuál era la sensación del recorrido? Y otra sentimental, si tal vez podía conectar la experiencia con la vivida una década antes. Entonces me fui para Camila y bueno, la verdad es que mi primer encuentro, después de tanto tiempo, fue algo decepcionante. Entré como parte del grupo de periodistas que habían sido invitados a la rueda de prensa dada por Educación Entretenida S.A, los que se encargan de Camila, y Unicentro. Todos muy aburridos hicimos el recorrido, ninguno se impresionó. Lo mejor de ese primer recorrido fue la salida, cuando el Doctor Bueno dijo que pronto tendrían en Camila un módulo para enseñar cómo se reproduce el género humano, la idea por sí sola suena bastante interesante. Mi segundo encuentro fue mejor, me llevé a mi sobrinito de siete años y descubrí cómo se gozaba la cosa. Por mi segunda experiencia le doy mi primer consejo para disfrutar la visita y querer llevar a los niños: para entrar a Camila hay que olvidarse del adulto, hay que comportarse como un niño al que le gusta la magia, que se cree el cuento de verdad. Responder a las preguntas que llevaba desde la perspectiva del niño fue indispensable para reevaluar mi apreciación primera.

Una breve reseña del asunto. Al iniciar el recorrido el Doctor Bueno nos recibe en la UCI, él de muy buena forma nos dirá qué es qué dentro de Camila y para qué sirve cada órgano durante los treinta minutos que dura el recorrido. Luego de presentarse el Doctor nos ordena frotarnos con humo frío para quitarnos las impurezas que atentarían contra ella, preparándonos para el viaje al interior del cuerpo humano. Frótese, hágalo bien, si está con su hijo es casi una obligación, eso hace parte de meterse en la carreta. Luego recorremos un pasillo externo y entramos a la boca de Camila, digamos que usted sería en ese momento una especie de bocadillo, de alimento que hará el recorrido natural por el cuerpo hasta salir por el intestino grueso de la mujer gigante, las vueltas que dará me las reservo para que siga con la incertidumbre y por favor, un consejo, no reflexione mucho sobre lo que terminará siendo al salir. La cuestión es que no puede irse sin tocarle la lengua, sin sentir las palpitaciones mecatrónicas de su corazón, sin ver su cerebro y sin mirar cómo se mueve la columna vertebral, también mire la boca y los ojos del niño que va a nacer.

Bueno y como lo necesario es urgente, el precio para entra a Camila, si usted es adulto es de $8.000 y $6.000 por niño. Para los colegios la entrada de los niños cuesta $5.000 cada uno. Ahora bien, según se dijo en la rueda de prensa algunos colegios de escasos recursos no pagan la entrada a la Muñeca Gigante, este beneficio se logra a través de la Secretaria de Educación. No se pierda la oportunidad, tendrá hasta el 22 de agosto para visitarla, además con la tranquilidad de estar en Unicentro, con los beneficios que ello tiene, parqueaderos, restaurantes, supermercados, etc. Vaya con su maleta de preguntas como si fuera un niño, juzgue desde allí y riegue la bola con su experiencia. Yo aquí, con este texto, ya he hecho lo mismo.

Por Jhohann Castellanos, El Santo.

Calicometa


Se dice que la cometa, construcción frágil que puede elevarse al cielo y permanecer en él con sólo la ayuda del viento, nació en la antigua China, alrededor del año 1200 a. C. y desde allí hasta hoy, por lo menos históricamente, se le han registrado usos en lo científico, militar, deportivo, lúdico y otras cosas más que yo no sé. Para uso militar se cuenta que servía para conocer la dirección del viento o como forma para comunicarse durante las guerras. También se usó para el rescate marítimo, señalando el lugar de los náufragos, incluso la aviación se ha beneficiado y ha partido de ésta para la invención de los planeadores, paracaídas y parapentes. Quizás el uso más cercano al que le damos hoy en la Sultana del Valle lo podemos encontrar en Europa, en el siglo XII. Se dice que los niños de Europa Central jugaban con cometas a las que añadían cuerdas para hacerlas sonar en el aire. En conclusión la cometa ha sido conocida y utilizada en todo el mundo, ha desarrollado diferentes formas e incluso, su fabricación y vuelo, se ha convertido en un arte.

Listemos sus nombres para comprender el alcance territorial que ha tenido nuestra cometa y ver que no somos los únicos que la volamos: barrilete, chichigua, chiringa, lechuza, mamagayo, pandorga, papagayo, papalote, petaca, piscucha, volador, volantín, abilucho, cachirulo, biloncha o milocha, estel, milorcha, pandero, pandorga, papaventos y sierpe. Aún así, a pesar de que sea conocida con tantos nombres, la cometa, para el caleño, es sólo una cosa: la ilusión a mitad de año. Y digo ilusión porque todos soñamos con verla colgada en el cielo aunque la mayoría de las veces termine en la cuerda de energía o en algún techo. Ahora bien, por encima de los fracasos, así nos toque aguantar un poco de sol y sed o terminemos con un enredo en los tejados o cables de la energía, siempre será confortante en cualquier lugar la sensación de elevar y sostener una cometa en lo alto del cielo.

En Cali es normal comprarlas en el Parque de las Banderas, en La Colina de San Antonio, en la Loma de la Cruz, en el Parque de la Salud o del Amor, también a la salida de los Centros Comerciales. Las hay de los tamaños que quieran, de papel y de tela como los modernos “pájaros”, sin embargo, hacer la cometa es quizás el mayor logro y genera un mejor sabor: poner los palitos y cuadrar los vientos, rasgar la cola y distribuir los colores. Los precios, si es que no le cuadra lo de hacerla, varían desde los $7.000 pesos hasta los $25.000, dependiendo, eso sí, si viene con piola, pita, cáñamo y hasta nylon. Ahora bien, el sitio para volarla no importa, sólo importa el viento. Lo recomendado es no hacerlo cerca de los postes, de los cables y no salir corriendo pa’ elevarla, no vaya y sea que por andar mirando la cometa termine estrellándose contra un árbol o levantado con todo y cometa pero por un carro. Por supuesto hay sitios clásicos de Cali, el parque de las banderas es uno de los más populares. Y para bajarla cuando se hace de noche, por si la elevó bien, hay que enviarle un mensajito que le cierre los vientos (si no entiende esto es porque no ha elevado cometa, fresco, tendrá tiempo ahora en agosto). Por último, si aún no cree que el oficio milenario pueda entretenerle un poco o piensa que es bastante difícil, vaya a ver a alguien que lo haga bien, tal vez eso lo anime.

Por Jhohann Castellanos, El Santo.